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Conociendo la Investigación Aplicada

Cuando hablamos de investigación aplicada, nos referimos a un tipo de estudio que tiene como objetivo principal la aplicación directa de los conocimientos en la resolución de problemas concretos. A diferencia de la investigación básica que busca ampliar el conocimiento general por el simple interés de conocer, la investigación aplicada está orientada a generar resultados que puedan ser utilizados en situaciones específicas, con un enfoque práctico que busca mejorar procesos, productos, tecnologías o políticas ya existentes.

investigación aplicada

La relevancia de la investigación aplicada radica también en su capacidad para impulsar el desarrollo económico y tecnológico. Las empresas y los gobiernos a menudo dependen de los hallazgos resultantes para optimizar sus procesos y servicios. Esto se traduce en una mejora de la competitividad y en el avance hacia una sociedad más eficiente y sostenible. Sin duda, el conocimiento generado por la investigación aplicada tiene un potencial inmenso para generar cambios significativos en la forma en que vivimos y trabajamos.

Pasos para hacer una fase de investigación aplicada

En la fase de planificación de cualquier proyecto de investigación, dos de los pasos más fundamentales son la identificación del problema y la formulación de la hipótesis. Sin una comprensión clara del problema a resolver, es improbable que el estudio alcance resultados concretos y significativos. Por ello, es crucial dedicar considerable atención y esfuerzo a este primer escalón del proceso investigativo.

La identificación del problema comienza con la observación detallada y el análisis de la situación. Es importante lograr una definición específica y claramente articulada del problema, que guiará todas las fases subsiguientes de la investigación. Esta definición debe ser lo suficientemente estrecha para ser manejable, pero lo suficientemente amplia para abarcar todos los aspectos pertinentes del problema. Los investigadores deben hacer preguntas críticas como: ¿Qué es lo que no entendemos? ¿Qué necesita una solución o mejora?

Una vez que el problema ha sido correctamente identificado, se procede a la formulación de la hipótesis, que actúa como una propuesta de explicación provisional basada en el conocimiento existente y las observaciones realizadas. Esta hipótesis debe ser clara y concisa, proporcionando una declaración que pueda ser sometida a prueba mediante métodos científicos. Una hipótesis bien planteada no solo predice el resultado esperado, sino que también se estructura de tal forma que es posible su refutación, lo cual es un componente esencial del método científico.

Técnicas para hacer una investigación aplicada

La selección de las técnicas y métodos apropiados constituye un pilar fundamental en el éxito de cualquier proyecto de investigación aplicada. Al abordar este aspecto, es crucial comprender las necesidades específicas del estudio y cómo estas influirán en la calidad y validez de los resultados obtenidos. A menudo, los investigadores deben realizar una valoración cuidadosa de las opciones metodológicas disponibles, equilibrando la profundidad analítica con la practicidad y los recursos a su alcance.

Enfoques cuantitativos, cualitativos, o mixtos son comúnmente considerados al formular la estrategia metodológica. La elección depende en gran medida del tipo de pregunta de investigación formulada, el objetivo del estudio y el tipo de datos que se requiere recolectar. Mientras que las técnicas cuantitativas son idóneas para investigaciones que buscan resultados medibles y estadísticamente validables, los métodos cualitativos se enfocan en explorar y entender fenómenos desde una perspectiva más subjetiva y detallada, ofreciendo así una visión amplia y profunda sobre el tema de estudio.

La selección de una metodología idónea también implica la consideración de herramientas y procedimientos específicos para la recopilación y el análisis de datos. Encuestas, experimentos, observación participante o análisis de contenido son solo algunos ejemplos de las distintas técnicas que se pueden emplear. Cada uno de estos métodos tiene sus particularidades y debe ser elegido no solo en función de su adecuación al objeto de estudio, sino también en términos de su viabilidad y la habilidad del investigador para implementarlos de manera efectiva.

Finalmente, una vez seleccionada la metodología, es esencial definir un plan claro y estructurado que especifique la implementación de las técnicas elegidas. Es en este punto donde se establecen las fases de trabajo, los plazos y los indicadores de progreso. El trabajo metodológico efectivo demanda una revisión constante y ajustes conforme evoluciona la investigación, asegurando así que el camino seleccionado sigue siendo el más adecuado para alcanzar los objetivos propuestos.